POEMA DE ABEL
EL
IDILIO
Estaba
exhausto.
Él
me había acabado de regalar una orquídea,
esta
vez me daba igual su color.
A
pesar de tener una carpeta
con
todas las especies,
estando frente a ella
no
la supe reconocer.
Una
flor simple, encerrada
en
una desnuda caja, no tenía raíz,
y
le brotaba un ligero olor a envase de cristal.
Hacía
dos años me había casado,
en
la celebración éramos pocos
y
predominaron rosas rojas,
yo
elegí las nuestras,
las
puse boca abajo
para
que al secarse quedara
su
instante y cuerpo incólume.
En
aquel entonces no las prefería,
un
año más tarde comencé a sentirme
hijo
de Orquis ... y él lo supo.
No
era día de regalos absurdos,
y las
flores no mueren si las colgamos boca abajo
en
el cielo de la memoria.
Esta
orquídea tiene un secreto que no
compartiré,
es
germen deslucido, porque su luz es mi luz,
y
su olor es aquel que he buscado.
Es
la construcción de la flor extraviada,
el
idilio de la orquídea.
Perdida por los rincones de mis dedos.
Un record feliç d'un dia únic i inoblidable. Ara, m´agradaria conéixer el secret.
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